El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario, alterando o anulando su función. La infección produce un deterioro progresivo del sistema inmunitario, con la consiguiente «inmunodeficiencia». Se considera que el sistema inmunitario es deficiente cuando deja de poder cumplir su función de lucha contra las infecciones y enfermedades.
El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es un término que se aplica a los estadios más avanzados de la infección por VIH y se define por la presencia de alguna de las más de 20 infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el VIH.
La infección por el VIH y sus consecuencias en las defensas inmunitarias pueden afectar cualquier sistema del organismo. El tubo digestivo es uno de los lugares de expresión clínica más habituales, y es frecuente que se vean afectados todos los niveles.
En aproximadamente una tercera parte de los pacientes pueden producirse lesiones perirrectales.
La mayor parte de las operaciones anorrectales en pacientes con una infección por VIH son de carácter menor y electivas, se limitan a la fistula anal, las fisuras, las hemorroides, la biopsia transrectal o el drenaje de abscesos.
Las manifestaciones anorrectales benignas del VIH/SIDA deben de tratarse con precaución. La evaluación por Cirugía Colorectal es completa, prestando especial atención al estado del paciente en cuanto al VIH y determinando el tratamiento tan solo después de haber establecido el estado de la enfermedad.
Los trastornos anorrectales benignos importantes en los pacientes con VIH/SIDA son las ulceras anales, los abscesos y las fistulas; los trastornos malignos son el sarcoma de Kaposi y el linfoma anorrectal.
Gracias a los adelantos recientes en el acceso al tratamiento con antirretrovíricos, los pacientes VIH positivos pueden tener ahora un mejor estado de salud y mejor calidad de vida.