Disfunción del Piso Pélvico

¿QUE ES LA DISFUNCIÓN DEL PISO PELVICO?

Para la mayoría de los pacientes, la evacuación es una función fácil y autónoma. Para algunos individuos, el proceso de la evacuación puede ser difícil. Los síntomas de la disfunción del piso pélvico incluyen el estreñimiento y la sensación de un vaciamiento incompleto del recto cuando tienen una evacuación. Esta sensación de vaciamiento incompleto puede resultar en múltiples intentos de evacuación en un pequeño periodo de tiempo. Esta materia fecal residual en el recto puede salir sin que el paciente lo note, por lo que existen también reportes de incontinencia en esta enfermedad.

El proceso de defecar requiere un esfuerzo coordinado de diferentes músculos. El piso pélvico esta hecho de varios músculos que soportan el recto como una hamaca. Cuando un paciente siente la necesidad de evacuar, estos músculos se relajan y permiten el vaciamiento del recto; al estar relajados estos músculos, los músculos del abdomen se contraen para ayudar a empujar la materia fecal fuera del recto.

Los pacientes con disfunción del piso pélvico tienen una tendencia a contraer en lugar de relajar los músculos del piso pélvico durante la evacuación, por lo que cuando intentan vaciar el recto empujando sobre una masa de músculos que están contraídos y no permiten la salida de la materia fecal.

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?

El diagnostico comienza con una historia clínica detallada de los síntomas del paciente, enfermedades crónicas y una historia detallada de la existencia de trauma psicológico o físico que pueda contribuir a este problema. Posteriormente, una exploración acuciosa permite encontrar alguna alteración anatómica. Una defecografía es un estudio frecuente usado, para documentar un trastorno funcionaren un paciente con disfunción del piso pélvico. En este estudio se administra al paciente un enema de un líquido muy espeso que se puede defecar. El estudio consiste en observar los movimientos de los músculos del piso pélvico y del recto durante la evacuación. En una sala de rayos X se toman imágenes tanto en reposo, como al realizar el esfuerzo defecatorio.

Normalmente se observa la relajación de los músculos del piso pélvico, permitiendo que el recto corrija su posición a una posición rectificada y así permitir la eliminación del líquido administrado. Este estudio puede demostrar si los músculos no se relajan apropiadamente y están evitando la salida de la sustancia administrada.

La defecografía también es útil para diagnosticar un prolapso rectal (plegamiento del recto sobre sí mismo con la potencial salida del mismo a través del ano). Algunas mujeres también pueden presentar un prolapso de la pared anterior recto hacia la vagina, proceso conocido como rectocele, usualmente un rectocele no afecta la salida de las evacuaciones, pero en algunos casos la materia fecal puede quedar retenida en un rectocele, causando síntomas de vaciamiento incompleto, esto también es demostrado por una defecografia.

¿CUÁL ES EL TRTAMIENTO?

La disfunción del piso pélvico sin una alteración anatómica puede ser tratada con una terapia física conocida como bioretroalimentación.

En ella, el terapista ayuda al paciente a mejorar la sensibilidad rectal y la coordinación de los músculos del piso pélvico. Existen diversas técnicas efectivas en la bioretroalimentación, algunos terapistas enseñan al paciente a expulsar un pequeño balón colocado en el recto, otra técnica utiliza transductores de presión colocados en el recto o la vagina, o en la superficie de la piel para mostrar al paciente los cambios de presión generados durante la evacuación y así permitirle corregir la contracción anormal, y sustituirla por una relajación coordinada de los músculos. Estos dispositivos permiten que el paciente observe su anormalidad en una pantalla y con la guía del terapista entienda el movimiento de los músculos y lo ayude a mejorar su coordinación. Aproximadamente el 75% de los pacientes obtienen una mejoría significativa con este tipo de terapias.

Las anormalidades anatómicas observadas en una defecografia, como un prolapso rectal o un rectocele deben ser tratadas con un procedimiento quirúrgico.